Haciendo una breve reflexión interna, siempre terminan surgiendo cuestiones ligadas a nuestro propio ser. Una cadena de preguntas que parecen no tener fin ni respuesta, y que poco a poco te van consumiendo. Frente a ellas, uno debe detenerse, pensar, y decidir qué — y cuánto— merece la pena, y qué no. ¿ Qué nos otorga felicidad? ¿ Existe realmente? Schopenhauer, en sus ensayos filosóficos, afirmaba que la felicidad propiamente dicha no existe: la vida humana oscila constantemente entre el sufrimiento y el aburrimiento. El mundo no es más que un valle de lágrimas, decía, donde la voluntad nos condena a una insatisfacción continua. En ese contexto, más que un estado permanente, la felicidad se convierte en algo eventual, casi accidental. Por eso, quizás tenga más que ver con la paz interior que con la exaltación o la euforia. Puede que la dicha consista simplemente en tener algo que hacer, alguien a quien amar o algo que esperar. Y que, al final, el bienestar no term...